lunes, 13 de abril de 2015

BUNDT CAKE DE LIMÓN Y NATA


Hoy os traigo un bund cake rico rico, de esos que donde van triunfan. Y eso que no soy muy fan de los bizcochos hechos con aceite, pero este me ha conquistado totalmente.

Para el que no esté al tanto, lo de bundt cake es por el molde en el que está hecho, pero vamos, que no deja de ser un bizcocho que podemos hacer donde queramos. Que no os eche para atrás el no tener el molde, seguro que queda genial igualmente.

La receta es una adaptación de Alma de una receta de Martha Stewart. La de Martha lleva mantequilla, tengo que probar a hacerla, si la adaptación me ha encantado seguro que la original no se queda atrás.

Lo que cambié un poco fue el glaseado, le añadí zumo de limón, para que redondease aún más el conjunto.

El bizcocho es super jugoso y muy sabroso, la verdad es que no le haría falta el glaseado, si nos sois muy fans que sepáis que no lo necesita para nada.

Aunque sí que le da un toque más festivo, lo "viste" más. Y está muy bueno, eh? No me entendáis mal!

Sin glaseado para el desayuno, y con glaseado para la merienda... ¡perfecto!


En principio había buscado una receta que llevase mantequilla y leche de mantequilla (que se consiguen batiendo nata hasta que se corte y se separe el suero), pero resulta que desde hace una temporadita muchas natas traen incorporado estabilizante, y después de tirar dos veces medio litro de nata me di por vencida y tuve que cambiar de receta.
No había forma de que se cortase "decentemente", si es que hay una forma decente de que se corte.

Las tres marcas que pude conseguir, tenían las tres estabilizante, no me lo podía creer. Con lo difícil que era hace unos años conseguir el estabilizante para nata, y ahora ya estamos estabilizados queramos o no.
Espero encontrar nata sin estabilizante para hacer la tarta red velvet... ¡si no estoy perdida!

Ingredientes:

Para el bizcocho:
- 250 ml de aceite de girasol
- 500 g de azúcar blanquilla
- 6 huevos
- 500 g de harina de trigo
- una cucharadita de bicarbonato
- el zumo de un limón mediano
- la ralladura de un limón mediano
- 250 ml de nata para montar

Para el glaseado:
- 300g de azúcar glas
- dos cucharadas de zumo de limón
- un chorrito de nata líquida


Empezaremos mezclando la nata con el zumo de limón, para hacer una especie de crema ácida. Le da un toque genial al bizcocho.
Reservamos.

En las recetas que llevan bicarbonato como impulsor es importante tener el molde preparado antes de hacer la masa del bizcocho, ya que el bicarbonato empieza a funcionar en cuanto se humedece, no con el calor como la levadura química.
Cuanto menos espere para entrar al horno, mejor.

Engrasamos bien el molde y lo reservamos. Yo suelo hacerlo con mantequilla fundida pincelada bien por toda la superficie del molde, evitando que escurra al fondo.


Para la masa, empezaremos batiendo el aceite de girasol (podéis usar uno de oliva suave también si lo preferís) con el azúcar.

Luego añadimos los huevos y volvemos a batir hasta que estén perfectamente integrados, que no queden partes sin mezclar.

Agregamos la mitad de la harina y el bicarbonato tamizados. Mezclamos.

Añadimos la mitad de la nata con el zumo de limón. Tendrá grumitos, no os asustéis, es normal. Mezclamos.

Incorporamos la segunda mitad de la harina y  el bicarbonato (importantísimo  lo de tamizarlos). Seguimos mezclando.

Y finalmente, el resto de la nata con zumo de limón y la ralladura de limón. Mezclamos bien, para que la ralladura se reparta por toda la masa.


Vertemos sobre nuestro molde, damos unos golpes sobre la encimera (poniendo un paño en medio de protección) para que la masa se reparta bien por todas las aristas, y lo introducimos en el horno precalentado a 180ºC.

Tardará unos 45- 55 minutos, dependiendo de nuestro horno y del tipo de molde.
Cuando el palillo salga limpio, es que está perfecto. Lo sacamos del horno y lo dejamos sobre una rejilla.

Para desmoldar, dejamos que repose unos minutos. En algún blog he visto que hay que esperar 10 minutos de reloj para desmoldar, en otros 15 minutos... yo os voy a decir cómo lo hago, ya que la temperatura donde esté hará que haya que esperar más o menos.

Suelo esperar unos 10 minutos, y luego compruebo a ver si los bordes se han separado un poco del molde. Si no se han separado, por mucho que lo intentemos el bizcocho no va a salir entero.

Cuando se hayan separado, con unos paños cogemos el molde por las asas y meneamos bien, hasta que veamos que se va separando del todo.
Volcamos sobre una rejilla, alucinamos con lo perfecto que queda, y dejamos que enfríe del todo.


Cuando esté a temperatura ambiente, podremos ponerle el glaseado.

Como os decía modifiqué un poco el glaseado, para que tuviese también un toque de limón, y no se hiciese muy empalagoso.

Tamizamos el azúcar glas, y le añadimos un par de cucharadas de zumo de limón (si es exprimido, hay que pasarlo por un colador fino, para que no se cuele nada de pulpa ni por supuesto semillas).
Luego añadimos nata poco a poco, removiendo bien, hasta que tenga una consistencia que nos guste.

Vertemos sobre nuestro bizcocho y luego si queremos añadimos unas bolitas de colores, confeti comestible, fideos, o la decoración que más nos guste.
Con estas bolitas (non pareils) y el confeti me parece que quedó genial, muy festivo.

Como os decía al principio es un bizcocho muy jugoso y rico, en casa tuvo mucho éxito. Creo que en el corte se puede apreciar la textura, sin duda lo repetiré.

Os animo a probarlo, se tarda más en leer esta tocho-entrada que en hacerlo.