martes, 10 de julio de 2012

VASITOS DE QUESO, CHOCOLATE BLANCO Y FRAMBUESAS


¡Frambuesas de cosecha propia! Agricultora López, vais a tener que llamarme a partir de ahora!
Ya sé, ya sé, no es que tenga mucho mérito cultivar frambuesas, que se cuidan ellas solas... pero entendedme, son mis niñas y me hacía mucha ilusión enseñároslas.
Estas fueron las primeras cogidas este año, a ver si hay suerte y los lindos pajaritos me dejan disfrutar de las que quedan.

Estuve dudando qué hacer con ellas, y al final opté por un clásico que nunca falla: la tarta de queso. Siempre queda bien, aguanta perfectamente el paso de los días, facilísima de hacer y además bonita... no se le puede pedir más!
Como iba a hacer poca cantidad, decidí ponerla en estos vasos de chato, que le dan un toque muy chic a los postres y tienen el tamaño perfecto.

Esta vez por cambiarla un poco le puse chocolate blanco a la crema de queso, y nos gustó mucho como quedó... combina genial con las frambuesas. Eso sí, no utilicé ni un gramo de azúcar, para compensar.


Y sé que os van a encantar esos corazones de chocolate tan bonitos. Tengo que agradecérselos a mi amiga Patt, de cocinando para lola (y ahora también para julia, no nos olvidemos). Todo lo que diga  de ella se queda corto, desde el principio hubo muy buena conexión entre nosotras, y con el paso de los años se ha convertido en mi "amada patricia".
La mayoría ya conoceréis su blog, pero a los que no tenéis el placer os invito a entrar en su cocina... os quedaréis para siempre.

Como vive en un paraíso guiri, me envía a menudo un montón de cosas extrañas que a veces incluso tengo que buscar en internete qué son. El día que llega un paquete suyo es como si viniesen los reyes... ¡sorpresa tras sorpresa! ¡Qué nervios!
Y en uno de esos paquetes venía un transfer con este dibujo tan chulo... estaba deseando usarlo, y creo que en este postre ha sido todo un acierto.

Nos encanta visitar blogs y páginas web a la vez, comentando las recetas... y creándonos nuevas necesidades vitales. Que si la pani, que si la heladera, ahora quiero una bandeja para no sé qué, luego unas plantillas... menos mal que la visa no acompaña a nuestros pensamientos, y se queda casi todo en una "fantasía teléfonica".

En fin, ¡al lío!

Ingredientes:
Para la base
- 8 galletas digestive
- 50 g de mantequilla

Para la crema de queso:
- 150 ml de nata para montar
- 100 g de chocolate blanco
- 150 g de queso crema
- 3 hojas de gelatina neutra
- unas frambuesas

Para la cobertura:
- frambuesas
- gelatina de frambuesa

Para decorar:
- transfer de azúcar
- chocolate blanco


Con estas cantidades que os pongo me salieron estos 4 vasitos de las fotos.

La receta es muy parecida a la que suelo hacer (aquí tenéis la receta original), pero cambié el azúcar por chocolate blanco, que me encanta.

Por supuesto se puede hacer más cantidad, o hacer una tarta normal. Estas recetas que no llevan horno pueden variarse de cantidad y forma sin temor, siempre quedan bien.

Empezaremos haciendo la base de galletas.

Lo primero será triturarlas. Yo si es mucha cantidad lo hago a máquina, con una picadora, pero como esta era tan poca cantidad, lo hice a mano, que da mucho menos trabajo que luego lavar la picadora.
Las metí en una bolsa de plástico de congelar, y puse la bolsa entre un paño de cocina doblado en dos. Luego unos golpes y unas pasadillas de rodillo, y quedan hechas polvo... ¡literalmente!
Lo del paño está muy bien, porque evita que se pique la bolsa, y así no manchamos ni desperdiciamos nada de nada.

Fundimos la mantequilla sin que llege a hervir, y la mezclamos con el polvo de galletas.
Dependiendo de lo grasas que sean las galletas necesitarán más o menos mantequilla, os recomiendo ir tanteando hasta que veamos que al apretar un puñadito de mezcla mantiene la forma sin desmigarse.

Repartimos entre los vasitos, y aplastamos con una cuchara o directamente con la mano, si hacemos una tarta más grande.

Reservamos en la nevera, para que vaya endureciendo.


Lo siguiente será la crema de queso.

Ponemos a hidratar las hojas de gelatina en agua fría.

Mezclamos el chocolate blanco con la nata, y los calentamos hasta que el chocolate se funda. Podemos hacerlo en un cazo al fuego o en un recipiente apropiado al microondas, como prefiramos.

Cuando esté fundido, escurrimos la gelatina y la añadimos a esta mezcla caliente, removiendo hasta que se disuelva continuamente.

Como os decía al principio no le puse nada de azúcar. Para mi gusto así quedaron perfectos, pero si os gustan las cosas muy dulce podéis añadirle una cucharada o dos a la mezcla.

Reservamos hasta que haya enfriado hasta temperatura ambiente.

Cuando haya perdido el exceso de calor, añadimos el queso y mezlcamos bien con una batidora o unas varillas.

Llenamos los vasitos con esta mezcla hasta la mitad, ponemos 2 ó 3 frambuesas en el centro y cubrimos con el resto de crema.
Podríamos mezlcarlas antes, pero así quedan enteras y no tiñen la masa, sorpresa total hasta el último momento.

Guardamos en la nevera hasta que haya cuajado, si es una tarta tardará unas 4-5, pero estos vasitos en un par de horas ya estaban perfectos.


Para la cobertura podemos poner mermelada, sirope, fruta fresca, gelatina... lo que más nos guste.
Yo suelo ponerle mermelada o gelatina, cualquiera de las dos nos encanta.

Esta vez le puse unas frambuesas enteras y gelatina de frambuesa. Con medio paquete es suficiente.

Si le ponéis gelatina, os recomiendo esperar hasta que haya perdido el exceso de calor para ponerla sobre la tarta, para que quede bien transparente y sin trocitos de queso "navegando".


 La decoración de chocolate fue muy muy fácil de hacer.

Fundimos chocolate blanco y vertemos una capa fina sobre un transfer.  Cuando haya endurecido (yo lo tuve que meter en la nevera, porque aunque no hacía mucho calor no había manera de que volviese a ser sólido), cortamos con un cortapastas con la forma que más nos guste.
Lo levantamos con cuidado, y ... ¡sí, ha quedado perfecto!

Este es sólo para chocolate, vale también para masa de bizcocho, glasa,... vamos, que como sólo utilicé un trocido os cansaréis de verlo por aquí.


A mi me gusta dejar un día de reposo para este tipo de tartas, ganan en textura y en sabor.  Siempre en la nevera y bien protegidas, claro.

Por último como siempre las fotos del interior... no hace falta más para deciros lo buenos que estaban estos vasitos.
Y es que claro, acompañados con estas frambuesas recién cogidas...  ¡todo sabe bien! (sí, es amor de madre caníbal)

Como siempre, gracias por visitarme. ¡Animaos a probarla!