domingo, 25 de septiembre de 2011

CRUMBLE DE MANZANA Y PLÁTANO


Whole Kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de septiembre nos invita a preparar un postre clásico británico: crumble

Si os gusta la fruta asada y las galletas recién horneadas, tenéis que probarlo.

Es un postre que aunque como en mi caso nunca hayamos probado, al hacerlo tenemos la sensación de que lleva acompañándonos toda la vida. 
Todo un clásico, de los que les encantan a las madres y abuelas. Y a nosotros, por supuesto.

Está formado por dos partes: una base de fruta y una cobertura de galleta, que se hornean a la vez y lo hacen más que irresistible.

Puede hacerse con un montón de frutas diferentes: manzanas, ciruelas, melocotones, higos,... casi cualquier fruta, como siempre. Incluso buscando por la web encontré alguno de melón, tiene que ser muy interesante.

Yo lo probé de manzana y plátano, y me gustó mucho. De hecho, estoy deseando volver a hacerlo antes de que se acaben los melocotones, tiene que estar muy bueno con esta fruta también.

La masa de galleta puede ser básica ( mantequilla, azúcar y harina) o añadir algún fruto seco, como almendra, nueces, avellanas,... Yo con almendra, como (casi) siempre.

Lo normal es tomarlo recién hecho, templadito, solo o acompañado de una bola de helado, o unas natillas bien frías.
Con nata montada también combina genial, doy fe.

Puede tomarse también a temperatura ambiente, de hecho el que sobró lo tomamos así y estaba muy bueno también. Aunque no como recién hecho, por supuesto.

Ingredientes:
Para la base:
- 4 manzanas (yo jonagored)
- 1 plátano

Para la masa:
- 80 gr de harina de trigo
- 50 gr de mantequilla
- 50 gr de azúcar
- 20 gr de almendra molida
- 1/2 cucharadita de canela (opcional)



Empezaremos preparando la cobertura, para preparar la fruta en el último momento y evitar que se oxide.

Un rato antes de hacer la masa quitamos la mantequilla de la nevera, para que esté a temperatura ambiente y sea fácil de trabajar.

Mezclamos todos los ingredientes (harina, mantequilla, azúcar, almendra y canela) en un bol, y removemos hasta que estén bien integrados.

Se formarán una especie de migas, la masa es mucho más ligera que la de unas galletas.
Reservamos.


Por otra parte, pelamos y picamos la fruta. Podemos hacerlo directamente en la fuente donde vayamos a hornear el crumble.

Si utilizamos manzanas que se oxiden muy rápido, rociaremos los trozos con unas gotas de zumo de limón, o los pondremos en agua hasta que esté toda la fruta preparada.

Como no tenía claro qué manzanas utilizar, lo consulté con la frutera y me recomendó las jonagored, así que esas utilicé.
Me gustaron, no se oxidaron mientras preparaba toda la fruta y al asarla quedaron los trozos enteros pero muy blanditos.
Le puse 4 manzanas y un plátano de canarias bien maduro.

Cuando tengamos toda la fruta picada sobre la fuente o molde que vayamos a utilizar, colocamos por encima las migas de masa.

Podemos "apretarlas" un poco con las manos si  queremos que queden compactas, como una galleta, o dejarlas tal cual, para que queden más sueltas.


Introducimos el crumble unos 30-40 minutos en el horno precalentado a 180º,  podemos comprobar si queremos a la media hora si la manzana está asada o si le faltan unos minutos.

Cuando esté a nuestro gusto, lo sacamos del horno y lo dejamos reposar unos 10 minutos, para que pierda el exceso de calor.
Es un ambientador perfecto para la casa, ¡menudo aroma!

Como os decía antes, podemos tomarlo solo o acompañarlo con una bola de helado, unas natillas o nata montada bien fría.

El contraste de sabores y texturas es perfecto, parece mentira que un postre tan sencillo pueda ser tan especial.

 El siguiente que haga será de melocotones y canela, tiene que estar más que bueno.

¡Como siempre, os animo a probarlo!

domingo, 18 de septiembre de 2011

PIZZA BOLOÑESA


Whole Kitchen en su Propuesta Salada para el mes de septiembre nos invita a preparar un clásico de la cocina italiana, la Pizza .

¡Y a mi me viene de perlas! Hacía ya una temporadita que quería publicar una pizza, para enseñaros dos de los últimos descubrimientos que he hecho recientemente con los que estoy muy contenta.

El primero es un "sucedáneo" de piedra de hornear. Como os contaba en alguna otra entrada, tenía ganas de comprarme una piedra, pero no me decidía a encargarla sin saber si realmente le iba a sacar partido o no.
Así que cuando vi esta placa de hornear (no es de piedra, es cerámica resistente al horno), la compré para probar si se notaba la diferencia con una bandeja de horno tradicional o la especial para pizza con agujeritos.

Y se nota, se nota. Se nota mucho. Queda la masa crujiente por fuera y perfecta por dentro, es una maravilla. Además, la pizza se hace mucho más rápido.

Tuve el acierto de sacarle una foto antes de estrenarla, para poder mostraros como era. Y digo era porque ahora está bastante manchada, la uso un montón y es inevitable que caiga algún líquido. Pero funciona igual de bien que al principio, eh? ;-)

Os pongo en un comentario los "detalles".


El otro descubrimiento del que os hablaba  tengo que agradecérselo a Harimsa. El año pasado me mandaron un maletín con unas muestras de algunas de sus harinas, como a un montón de bloggeros más.

Entre ellas estaba caja una para hacer pescadito frito. Estuvo un montón de tiempo esperando para ser usada, pero como no suelo hacer el pescado frito, nunca encontraba el momento de probarla.
Un día en el que estaba revisando las fechas de caducidad me fijé en los ingredientes, y menuda alegría me llevé cuando vi que eran semolina y harina de trigo.

Semolina, la había buscado un montón y me fue imposible conseguirla. ¡Y resultó que la tenía en casa desde hacía tiempo!
Había econtrado (y usado) sémola, pero era demasiado gruesa, esta me gusta mucho más.

Puede ponerse en los ingredientes de la masa, aunque yo la utilizo sólo para estirarla. Le da un acabado crocante súper especial, me encanta.

Sin más vamos con los ingredientes, no me voy a extender mucho ya que lo más importante ya está dicho, la pizza es súper normal y no tiene más singularidad que las que os he comentado.

Ingredientes:
Para la masa:
- 370 gr de harina de fuerza
- 15 gr de levadura fresca de panadero (o 2/3 de sobre seca)
- 180 ml/gr de agua
- 8 gr de sal fina

Topping:
- salsa boloñesa
- mezcla de quesos para gratinar
- bacon en lonchas
- orégano



Si hacemos la masa en la panificadora, meteremos los ingredientes en el orden en que están escritos,  pondremos el programa masas y a disfrutar de dos horitas hasta que esté lista para extenderse.

Si hacemos la masa a mano, os pongo como la hago (hacía, mejor dicho):
En una taza, caliento ligeramente el agua (medio minuto al microondas) y deshago en ella la levadura de panadero.

En un bol grande mezclamos la harina con la sal, hacemos un hueco central y añadimos la mezcla de agua y levadura.

Mezclamos hasta que estén bien integrados, y amasamos al menos 10 minutos sobre la encimera.

Aunque en principio parezca que necesita más harina porque se pega a las manos, es importante esperar al menos hasta la mitad del amasado para asegurarnos de si hace falta realmente (generalmente no es necesario).

Cuando esté lista, la ponemos en un bol tapada con un paño o un film, y la dejamos levar hora y media en un sitio apartado de corrientes.
Como ya os comenté en alguna otra entrada de masa fermentada, siempre la pongo encima de la tele (ventajas de tener una tele de hace más de 10 años), leva de maravilla y súper rápido.


Pasado el tiempo de reposo, los pasos son comunes.

Unos 15 minutos antes de empezar a hacer la pizza, metemos la "piedra" sobre la rejilla del horno, poniéndola en la parte alta del mismo.
Una vez esté dentro del horno lo encendemos a 230º con calor y grill, y lo dejaremos así hasta que saquemos la pizza. Tiene que estar bien caliente para que la base funcione perfectamente.

Espolvoreamos la encimera con la mezcla de harina y semolina de trigo, y volcamos la masa levada sobre ella.

Vamos estirándola con los dedos, dándole forma redondeada. En este caso como le iba a poner ingredientes bastante pesados y húmedos la dejé más gruesa que normalmente, para que no se rompiese.

Ponemos sobre ella los ingredientes que hayamos escogido, esta vez salsa boloñesa, orégano, mezcla de quesos para gratinar, un  par de lonchas de bacon en trozos y más orégano (en este orden).


Cuando la tengamos preparada, con mucho (muchísmo) cuidado abrimos el horno, y bajamos la rejilla hasta la parte más baja del horno.

Rápidamente ponemos la pizza sobre ella (este es un paso delicado, de aquí vienen la mayoría de las manchas de mi piedra cerámica), y cerramos la puerta para que se escape la menor cantidad de calor posible.

Por si os sirve de consejo, os pongo como suelo hacer yo esto: una vez tengo ya la masa estirada y formada, la  pongo sobre una chapa de hornear previamente espolvoreada con mezcla de harina y semolina.
Es importante dejarla tal y como queda, sin moverla para que no se pegue a la chapa. Es preferible tener una pizza un poco ovalada a que se pegue, creedme.
Ponemos el resto de ingredientes lo más rápido posible, para que la masa no absorba la harina y luego sea fácil deslizarla.

Cuando la vayamos a colocarla sobre la base cerámica en el horno, utilizamos la chapa como si fuese una pala típica de panadero, dejando caer la pizza en un movimiento rápido.


El tiempo de horneado dependerá del grosor de la masa y de la humedad de los ingredientes que pongamos encima de ella, al hacerla en esta base suele ser entre 5 y 15 minutos.

Cuando a la vista parezca que está lista, abriremos el horno y con un tenedor levantaremos un poco el borde, para ver el aspecto de la suela.
En cuanto esté a nuestro gusto la subimos a la parte alta para terminar de gratinarla (si es necesario).

Apagamos el horno y sacamos la pizza (lo ideal es sacar sólo la pizza, dejando la base dentro del horno para que enfríe lentamente).

La dejamos reposar unos minutos hasta que pierda el exceso de calor.... y a disfrutarla!

Mirad el corte del borde, me gusta mucho como queda con esta base.

domingo, 11 de septiembre de 2011

MAGDALENAS DE LECHE CONDENSADA Y ALMENDRA

Hoy os traigo una receta estupenda, unas magdalenas de leche condensada y almendra.  Es la segunda vez que las hago, y  estoy segura de que van a ser habituales en casa.

Están súper buenas, se hacen muy rápido y además al llevar almendra aguantan bastante bien el paso de los días.

La receta la descubrí en el blog de Rosa, Bocados dulces y salados, otro de mis habituales. Pasaos por allí si queréis "sufrir" un buen rato.


Además aún están "calentitas", las hice hoy nada más levantarme para desayunar. De ven en cuando tenemos que darnos un caprichito, ¿verdad?

Rosa hace esta receta como un bizcocho,  pero yo decidí hacerla en porciones individuales,  si hago un bizcocho entero no dejamos de ir a hacerle visitas hasta que lo rematamos... y las magdalenas al menos duran un poco más. Poco, pero algo si. ;-)

Ingredientes:
- 4 huevos
- 400 gr de leche condensada
- 60 gr de mantequilla
- 120 gr de harina
- 10 gr de impulsor (tipo levadura Royal)
- una pizca de sal
- 100 gr de almendra molida







A la hora de hacer un bizcocho es muy importante que todos los ingredientes estén a la misma temperatura, por lo que al menos una hora antes debemos sacar la mantequilla y los huevos (si es que los guardamos ahí) de la nevera.

Antes de comenzar a hacer el  bizcocho encenderemos el horno a 170º, para que esté a punto cuando hayamos preparado la masa.

Empezaremos batiendo bien los huevos, hasta que espumeen.

Añadimos la leche condensada y la mantequilla a temperatura ambiente, y seguimos removiendo.

Cuando esté todo bien integrado, añadimos la harina mezclada con la levadura química y la sal, tamizándolas juntas.

Por último la almendra molida, y como siempre removemos hasta que esté todo bien integrado.

Vertemos la mezcla en un molde grande o si lo preferimos en cápsulas de magdalenas.


Yo hice magdalenas de dos tamaños, unas para el desayuno y otras para la merienda.

Como ya os conté más veces, es aconsejable poner anes de rellenarlas las cápsulas  de papel  dentro de moldes de papel de aluminio o flaneras individuales para que conserven la forma y no se abran.
Además esto nos permite moverlas sin problema, no se deforman al cogerlas.

Antesde hornearlas podemos ponerles unas almendras enteras, en láminas o en granillo, les quedan genial. Yo esta vez a las grandes les puse en granillo, aunque tengo que reconocer que me gusta más como le quedan enteras. A partir de ahora, siempre enteras.

Las introducimos  en el horno unos 18-20 minutos, hasta que al pincharlas con un palillo salga limpio y estén doradas por arriba.

Las sacamos del horno y las ponemos sobre una rejilla, para que no se humedezcan las cápsulas de papel.


Como véis en la foto del corte quedan muy ligeras y esponjosas, y con ese toque húmedo que aporta la almendra.

Tienen un sabor muy especial, sin duda gracias a la leche condensada. Tenéis que probarla.

Sé que siempre os digo lo mismo, pero es que es cierto: hago más recetas de las que publico, pero sólo "ven la luz" y os recomiendo las que realmente creo que merecen la pena.

Quiero probar también a hacer esta misma receta con dulce de leche, tiene que ser súper rica y con un colorcito único... ¡ya os contaré!

martes, 6 de septiembre de 2011

FLAN DE LECHE EVAPORADA


¡Ya tenía yo ganas de estrenar esta flanera! Es otra de mis compras en Portugal que aún no había tenido ocasión de utilizar.

Y si a esto le sumamos que el otro día abrí una lata de leche evaporada para hacer una salsa que al final no utilicé... tenemos este riquísimo flan!

Es uno de los postres más sencillos de hacer, y de los que siempre triunfan.
De los que podemos hacer el día anterior y están perfectos (incluso mejor que el primer día).
Y de los que voy a tardar más en explicar de lo que tardé en hacer (sorry).

Además lleva muy pocos ingredientes (sólo 3), y de los que solemos tener siempre en casa: huevos, leche (en este caso evaporada) y azúcar.

Siempre lo hago con leche entera normal (a veces añadiendo un chorrito de nata líquida), así que se me ocurrió probar con la leche evapordada directamente, que es más cremosa que la leche  y más ligera que la nata (copiado directamente de la lata). El resultado muy bueno.

La flanera es de aluminio, con hueco central y tapa también de aluminio.

Aunque tengo moldes individuales para hacer flan al horno, tenía ganas de hacerme con una flanera más grande y con tapa, para utilizarla en la olla exprés.

Ya sé que no es lo tradicional, pero también está muy bueno y se hace mucho más rápido que en el horno... sobre todo en verano con mucho menos calor!

Así que cuando vi esta (igualita que la de mi madre pero más pequeña) no lo dudé: era MI flanera.

Ingredientes:
Para el caramelo:
- 6 cucharadas soperas de azúcar
- 5 gotas de zumo de limón (opcional)
- 1 cucharita de postre de agua

Para el flan:
- 5 huevos enteros (eran caseros, pero serían tamaño L)
- 1 lata de leche evaporada (410 g)
- 3 cucharadas soperas de azúcar normal



Empezaremos haciendo el caramelo para el molde. Es un proceso delicado, así que tenemos que prestar mucha atención a que no se queme y sobre todo a no quemarnos nosotros.

En una sartén al fuego ponemos las 6 cucharadas de azúcar y añadimos el zumo de limón y el agua.

Con el zumo de limón conseguimos que el caramelo quede muy rubio, así que si nos gusta más oscuro le pondremos sólo un poco de agua.

Mezclamos bien los 3 ingredientes con una cuchara de madera (las de metal suelen calentarse mucho y podemos quemarnos en un despiste al cogerla).

Veremos como el azúcar se va fundiendo lentamente y se va formando el caramelo, al principio casi transparente y luego va tomando color.

Vigilamos mientras se va haciendo el caramelo, removiendo a menudo al principio y cuando todo el azúcar se haya derretido del todo, lo haremos constantemente.

Lo dejamos pasar hasta que esté a nuestro gusto, vigilando que no se queme. Como alcanza tanta temperatura, si no tenemos costumbre de hacerlo es mejor dejarlo un poco clarito, pues en unos segundos puede pasar de estar poco hecho a quemado (y habría que tirarlo, se pone súper amargo).
Apagamos el fuego y vertemos rápidamente el caramelo sobre la flanera.

Agarrándola con un paño la vamos tumbando y girando para repartir el caramelo por el fondo y las paredes laterales (hasta donde vayamos a rellenar de mezcla, más o menos).

Reservamos.

Si no queremos hacer el caramelo podemos utilizar caramelo líquido comprado, aunque os recomiendo hacerlo al menos una vez para probar la diferencia.

Una vez hayamos caramelizado el molde nos ponemos con la mezcla para el flan.

La mayoría de recetas utilizan más yemas que claras, pero a mi me gusta mucho esta receta, queda más ligero y blandito.

En un bol grande mezclamos los huevos con la leche y el azúcar.

Es importante que no se forme mucha espuma, para que el flan quede homogéneo por dentro, así que podemos batirlo con las cuchillas de la batidora, sin levantar el brazo de la mezcla.

Cuando esté bien mezclado, vertemos sobre el molde (oiremos pequeños chasquidos del caramelo cuarteándose).

Si lo hacemos al horno, lo pondremos a 150º al baño maría hasta que esté cuajado.
Si como yo lo hacéis en la olla exprés, ponemos la tapa al molde y lo cocemos al baño maría unos 4 minutos si es pequeño como este y 7 si es receta doble. (dependerá mucho del tamaño del flan y de lo rápida que sea la olla).

Apagamos la olla, la retiramos del fuego y dejamos que enfríe unos 15 minutos sin abrirla.

Pasado este tiempo, sacamos la flanera de la olla y dejamos que coja temperatura ambiente sobre la encimera.

En este momento podemos comprobar el punto de cocción, si vemos que está líquido lo pondremos un par de minutos más al fuego.

Luego a la nevera al menos 3 horas para que esté bien fresquito.

Antes de servirlo lo volcamos sobre una fuente o un plato hondo: sacamos la tapa de la flanera, y ponemos la fuente haciendo de tapa.
Con una mano en la fuente y la otra sujetando la flanera giramos rápidamente (como si fuese una tortilla) las dos piezas para que el caramelo no se derrame.
La flanera quedará en la parte superior. Tiramos de ella con cuidado... ¡y ahí está nuestro flan casero!

Estos moldes con "pétalos" son muy cómodos a la hora de servir, podemos guiarnos por las marcas para cortar todas las raciones iguales.

Me encanta como queda acompañado de fruta fresca, con unos trocitos de plátano y fresa recién picados y mezclados con el caramelo está de vicio.

También queda genial acompañado con un poco de nata montada.

Aunque la mayoría de las veces lo tomamos solo, no necesita nada más para ser perfecto.