miércoles, 30 de diciembre de 2015

TARTA DE CERVEZA NEGRA Y FRUTOS ROJOS


 
 
¡Acabamos el año por todo lo alto! Sé que hay gente esperando esta receta, así que por fin... ¡aquí está!
 
Esta tarta la hice el mes pasado para el cumple de dos chicas compañeras de "sufrimiento deportivo", y la verdad es que gustó bastante. Incluso me atrevería a decir que mucho.
 
Es una modificación de la archiconocida tarta guinness, para hacerla un poco más festiva y cumpleañera.
 
Con estos ingredientes queda bastante grande, para unas 15-18 personas.
 
He de decir que es tan rica como bonita... perdonadme, ¡es amor de madre!
 
Ingredientes:
 

Para el bizcocho de cerveza y chocolate:
- 375 g. de cerveza negra
- 375 g. de mantequilla
- 110 g. de cacao en polvo
- 600 g. de azúcar
- 375 g. de harina de trigo
- 4 cucharaditas de bicarbonato
- 200 ml de nata para montar
- 3 huevos L
- una pizca de vainilla (opcional)
 
Para la crema de queso y mantequilla:
- 250 g. de mantequilla
- 200 g. de queso crema (tipo philadelphia)
- 250 g. de azúcar glas (125+125)
- 200 ml. de nata para montar
- fresa en pasta
- aroma de arándanos (opcional)
- colorante rosa (opcional)
 
Para el relleno
- 300 g. de frutos rojos (puse 200 de fresas y 100 de frambuesas)
- 300 g. de la crema de queso y mantequilla anterior (los apartamos una vez hecha)
 
Para decorar:
- fruta al gusto
- ganache de chocolate (mitad nata, mitad chocolate)
 
La receta es la misma que había utilizado para estos vasitos de cerveza negra, multiplicando los ingredientes por 1,5.
 
Empezaremos poniendo al fuego la cerveza negra (la receta original es con guinness, pero yo suelo utilizar alguna marca nacional, que es más fácil de encontrar en los supermercados de barrio).
 
Tenemos que calentarla pero sin que llegue a hervir, momento en el que añadimos la mantequilla cortada en trozos pequeños. Removemos constantemente, hasta que se funda por completo.
Retiramos del fuego y reservamos. Esta mezcla huele de maravilla, os aviso.

En un bol tamizamos y mezclamos el cacao, la harina de trigo y el bicarbonato. Añadimos el azúcar y mezclamos bien los 4 ingredientes.

En otro bol batimos los huevos, la nata y la vainilla. 

Añadimos la mezcla de cerveza y mantequilla a la otra mezcla líquida, la de huevos, nata y vainilla, removiendo bien.

Finalmente, incorporamos los ingredientes secos, mezcándolo todo. Como la masa queda muy líquida es muy fácil de hacer, sobre todo si nos ayudamos de unas varillas.
 
No tengo foto del corte, pero la tarta está formada por 5 bizcochos individuales.
 
Este es un bizcocho peculiar, es más fácil hacer dos finos que hacer uno grueso y cortarlo a la mitad, así que os recomiendo utilizar moldes más pequeños.
 
Yo suelo comprar unos de aluminio de un sólo uso, de 20 centímetros de diámetro.
Para desmoldar los bizcochos directamente rompo el molde, así quedan perfectos.
 
Con estos ingredientes, hice 5 bizcochos de 450 gramos cada uno.
 
Horneamos a 180ºC hasta que estén listos, probaremos con un palillo para comprobar el punto.
Al ser la masa tan líquida tardan bastante, unos 25 minutos cada hornada (en mi horno caben sólo 2 de cada vez, así que los hice en 3 tandas).
 
Si hacemos sólo un bizcocho, al menos tardará 50 minutos.
 
Cuando estén listos, retiramos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
 
Los bizcochos podemos hacerlos el día anterior a montar la tarta, si los envolvemos bien en papel film, quedan perfectos, y así repartimos el trabajo en dos sesiones más cortas.
 
 
Mientras horneamos los bizcochos, podemos ir preparando la crema de queso y mantequilla.
 
Es importante que todos los ingredientes estén a la misma temperatura a la hora de mezclarlos, ya que si no es fácil que se corte la crema.
 
Batimos la mantequilla, el queso crema y la mitad del azúcar glas con unas varillas (mejor eléctricas, que es mucho rato) durante 5 minutos, hasta que quede una crema muy suave y blanquecina.
Añadimos un par de cucharadas de fresa en pasta, y si queremos, también algún aroma (yo le puse aroma natural de arándanos) y colorante (le puse una gotita de rojo).
Estas dos últimas cosas son totalmente opcionales.
 
En otro bol, montamos la nata con la mitad otra del azúcar. Lo ideal para montar la nata es que esté bien fría, pero en este caso os recomiendo que no lo esté tanto, para que luego se mezcle bien con la crema de mantequilla y queso.
 
Lo dicho: montamos la nata, y la mezclamos con la crema de mantequilla y queso con cuidado. Yo para este paso utilicé una espátula de silicona, es lo que más cómodo me resulta.
 
Separamos 300 gramos de esta crema, y la mezclamos con las fresas y frambuesas picaditas finamente, para el relleno entre bizcochos.
Probamos.
Morimos de placer.
 
 
 
Si hace bastante calor metemos las cremas en la nevera, tanto la de relleno como la de recubrir la tarta, hasta el momento de utilizarlas.
Si la temperatura es más fresca, podemos mantenerlas a temperatura ambiente, si no vamos a tardar mucho rato en montar la tarta.
 
Una vez hayan enfriado del todo los bizcochos, los desmoldamos con cuidado,  y empezamos a montar la tarta.
 
Como los bizcochos son tan jugosos, no hace falta calarlos con almíbar, quedan perfectos así.
 
Para montar y decorar la tarta, os recomiendo poner el plato o bandeja en la que la presentaremos sobre un plato giratorio.
Hay algunos especiales para hacerlo, pero si tenéis poco presupuesto, el que yo tengo de Ikea de madera va perfectamente (se intuye en el primer collage).
 
Ponemos un disco de bizcocho, y sobre éste, 150 gramos de la mezcla de crema y fruta. (1/4 del total de la mezcla que habíamos preparado).
Luego otro bizcocho, otros 150 de crema... y así hasta acabar, la última capa es de bizcocho.
 
Es importante que estén bien alineados unos sobre otros, si hace falta tallaremos un poco con un cuchillo para que no haya bordes salientes, facilita bastante la tarea de cubrir la tarta.
 
Con paciencia y una espátula larga  (puede ser metálica o de plástico) damos una capa fina a nuestra tarta. No hace falta que quede perfecta, ya que la función de esta capa es recoger las migas que se desprenden del bizcocho.
 
Metemos en la nevera al menos una hora, para que la crema endurezca y las migas queden "aprisionadas".
 
Luego damos una capa más gruesa (al gusto) de crema, reservando una parte para decorar si es que aún tenemos ganas de juerga.
 
Si buscáis tutoriales en internet hay gente que lo hace súper rápido... a los que no tenemos práctica nos lleva un buen rato, pero lo dicho, con paciencia y girando, girando, espatuleando espatuleando... al final queda bastante bien.
 
Yo dediqué bastante tiempo a que los bordes quedasen bien, y al final los cubrí con chocolate... ¡tiempo perdido! Pero bueno, así practico, que no me viene mal.
 
Una vez veamos que está cubierta aceptablemente, la volvemos a meter en la nevera, mientras preparamos la ganache de chocolate.
 
 
Para hacerla, calentamos una cantidad de nata (creo recordar que aquí utilicé 75 gramos, pero sobró bastante).
Cuando esté caliente, retiramos del fuego y añadimos el mismo peso de chocolate finamente picado.
En este caso utilicé uno negro al 70% con frambuesa, pero podemos utilizar el que más nos guste.
 
Ponemos en una manga pastelera o en un cono de papel, cortamos un piquito pequeño, y vamos dejando caer gotas por el lateral de nuestra tarta.
 
Finalmente, hacemos con una boquilla rizada unos moñitos con la crema de mantequilla y queso que habíamos reservado, y podemos poner también unas frutas, quedan muy vistosas.
 
Guardamos en la nevera hasta el momento de disfrutarla, o al menos hasta una hora antes, para que la crema esté firme.
 
 
Y no nos queda más que cantar el cumpleaños feliz, soplar las velas, repartir porciones rápidamente y disfrutarla....¡mmmm!
 
Sin duda la repetiré, da un poco de trabajo pero merece totalmente la pena.
 
Rica rica, creo que es de las tartas que más éxito han tenido de las que he hecho hasta ahora.
 
Espero que os guste, y aprovecho también para desearos un feliz comienzo de año, que el 2016 venga cargado de cosas dulces.
 
 

jueves, 29 de octubre de 2015

DEDOS DE BRUJA

Un añito que lleva esperando esta receta a ser publicada... y por fin ha llegado su día! Estas galletas las hice el año pasado en un ataque de última hora halloweenero, así que decidí no publicarlas y esperar a este año, para hacerlo con un poco más de tiempo.
Como siempre, casi me pilla el toro...jijiji!
 
Están más que vistas, pero la verdad es que me gustó tanto como quedaron que decidí compartirlas, siempre habrá alguien que no las conozca o se anime a hacerlas al ver lo sencillas que son.
 
 
La receta la misma que (casi) siempre utilizo para las galletas decoradas, es super fácil de hacer y queda genial. No se le puede pedir más.
 
Con una masa estupenda, unos minutos para decorar, unas almendras enteras y un poco de mermelada de fresa... obtendremos unos dedos de bruja verdaderamente grimosos.
 
Ingredientes:
Para la masa:
- 225 g de mantequilla
- 220 g de azúcar
- 1 huevo grande
- media cucharadita de sal
- 450 g de harina de repostería
- cacao puro
- esencia al gusto (yo pasta de vainilla y lima)
- colorante verde (opcional)
 
Para decorar:
- almendras enteras
- mermelada de fresa
 
 
En un bol ponemos la mantequilla (pomada) y el azúcar y mezclamos hasta conseguir una textura esponjosa. Puede ser con un tenedor o unas varillas, como prefiramos.
 
Añadimos el huevo batido, y seguimos mezclando.
 
Agregamos la harina y la sal tamizadas, y seguimos mezclando hasta que todos los ingredientes estén perfectamente integrados y nuestra masa base esté lista.
 
Una vez tengamos la masa "base", la dividiremos en 3 partes iguales. Esto por supuesto es opcional, podemos hacer todos los dedos iguales, cada uno como más le guste.
 
En mi caso una parte la aromaticé con pasta de vainilla (los blancos), otra con aceite de lima (los dedos verdes) y la tercera parte con una cucharada de cacao puro.
Cuando añado cacao a las galletas suelo añadir también un poco de leche, nada, una cucharadita de postre, para compensar la textura y que quede similar a la masa original.
 
Los dedos verdes los teñí con colorante verde, no es un color muy apetecible pero es perfecto para esta ocasión.
 
Envolvemos cada masa en film y la guardamos en la nevera al menos una hora, para que sea fácil manejarla luego.
 
 
Dar forma a las galletas es muy sencillo: hacemos unos cilindros de masa, yo los hice algo más grandes que un dedo humano, pero cada uno como prefiera.
 
Ponemos nuestros dedos índice y corazón formando una V, y hacemos rodar cada cilindro presionando levemente para marcar las galletas. ¡Esto empieza a parecerse mucho a un dedo!
 
Con un palillo marcamos las arruguitas de los nudillos.
 
Por último, pegamos la almendra con mermelada de fresa (vale cualquier mermelada, mejor si es rosa, pero nadie puede asegurar que la sangre de las brujas sea rosa y no amarilla... ;-)  y bañamos el otro extremo de la galleta también en mermelada, para simular la sangre del corte del dedo.
 
Metemos nuestros dedos otra hora en la nevera, para que luego mantengan bien la forma al hornearlas.
 
 
Precalentamos el horno a 180ºC, y horneamos sobre la bandeja de horno y papel sulfurizado hasta que estén listas. Suelen ser unos 12-14 minutos, pero como siempre depende del horno y del tamaño de las galletas. ¡Y de como os gusten, claro!
 
Las movemos con cuidado para que enfríen en una rejilla, para que queden perfectas de textura.
 
Dejamos enfriar... y tenemos nuestras galletas listas! Son bastante grimosas, cierto, pero están suuuuper buenas.
 
Mi sobrina fue capaz de comerse ni la parte del corte ni la de la uña, le daba tanta grima que sólo podía con la parte central de los dedos. jijiijjiji
 
 
Si tenéis unas bolsitas tan cucas como estas (muchas gracias como siempre, Patt) quedan perfectas para regalar.
Y si no, en unas transparentes muy bien también. O sin bolsa, ¡quedan bien sea como sea!
 
Y lo más importante, como siempre, están buenísimas. La parte de la uña es inmejorable... ¡aunque no lo parezca! jijijiji!
 
 

miércoles, 27 de mayo de 2015

HAMBURGUESA ASTURIANA (HAMBURGUESAS CASERAS III)


Otra de las hamburguesas que más nos gusta en casa... da un poco de trabajo, pero la verdad es que merece la pena. Está im-pre-sio-nan-te!

No es que sea complicada, sino que como lleva bastantes ingredientes hay que estar un ratito en la cocina, pero ninguno de ellos es difícil ni laborioso.
 
Además de la carne de hamburguesa, lleva: cebolleta confitada, champiñones, queso azul, manzana salteada y huevo frito.

 
Queda una hamburguesa súper sabrosa, con contraste dulce-salado, muy jugosa... ¡si no fuese porque son las 8 de la mañana ahora mismo me preparaba una!
 
Por supuesto podemos pasar de alguno de los ingredientes,  o añadir algún otro que nos guste... pero os recomiendo probarla así, al menos una vez, y luego ya la tuneáis a vuestro gusto.

Para acompañar, siempre unas patatas fritas, en este caso con piel.

Voy a tener que crear la etiqueta hamburguesa, vamos ya por la tercera. Pinchando aquí  podéis ver las otras dos publicadas.

Las cantidades que os pongo son para 4 hamburguesas

Ingredientes:
Para los panes de hamburguesa:
- 150 ml de leche (usé entera)
-1 huevo pequeño
-15 ml de aceite de girasol
-275g de harina de fuerza
-1 cucharadita de sal 
-1 cucharadita de azúcar 
-1/2 sobre de levadura seca de panadero
-sésamo (opcional)

Para la hamburguesa:
- 500 g de carne de ternera picada
- 4 lonchas de bacon
- sal
- un huevo pequeño
- pan rallado (una cucharadita pequeña)
- mostaza de dijon

Acompañando a la carne:
- cebolleta caramelizada
- champiñones salteados
- queso azul
- manzana salteada
- huevo frito

Para acompañar:
- patatas fritas

Os pongo el orden en el que las hice yo:

Primero preparamos la carne de hamburguesa. Hay que hacerlo al menos un par de horas antes, mejor si es de un día para otro, estarán mucho más sabrosas.

Salamos la carne, y añadimos el bacon muy finamente picado. Luego añadimos la mostaza de dijon, el huevo batido y la cucharadita de pan rallado, para que ligue todo.

Formamos las hamburguesas y guardamos en la nevera hasta que vayamos a utilizarlas.

La verdad es que como están tan de moda podemos encontrar hamburguesas ya preparadas muy buenas, yo normalmente compro unas de vaca asturiana que están para chuparse los dedos. Así que este paso podemos saltárnoslo perfectamente si conseguimos unas buenas hamburguesas "de confianza".


Para hacer la masa de lo panes, yo utilicé como siempre la panificadora:
Introducimos en la cubeta los ingredientes (excepto el sésamo) en el orden en que están en la receta: primero los líquidos y luego los sólidos.
Ponemos el programa masa, y esperamos a que acabe.
Últimamente (porque tengo la pani medio estropeada) estoy utilizando el programa masa para pasta, lo pongo 2 veces seguidas y luego dejo que repose un par de horas, va muy bien también para las masas.

Para hacer la masa a mano, haremos un volcán con la harina. Hacemos un hueco en el centro, y ponemos el resto de ingredientes (otra vez excepto el sésamo). Vamos integrando poco a poco, hasta tener una masa manejable.
Si es necesario, añadiremos un poco más de harina, pero muy poco a poco.
Formamos una bola y dejamos reposar hasta que doble su volumen, sobre un par de horas.

Cuando la masa haya levado (a mano o a máquina), formaremos los bollos.
Dividimos la masa en 4 partes iguales,  y formamos los bollos redondos.
Los pintamos con huevo o leche, y si nos gusta les ponemos semillas de sésamo por encima.

Dejamos que vuelvan a levar sobre la bandeja de horno en la que los hornearemos. Esta vez es más rápido, con una hora es suficiente.
Debemos dejar bastante separación entre ellos, crecen bastante en el levado y luego al hornear todavía más.

Calentamos el horno a 190ºC, y cuando esté a punto metemos los bollos unos 20 minutos, hasta que estén doraditos.
Reservamos.


Para hacer la cebolleta confitada, ponemos un chorrito de aceite en una olla al fuego suave.
Picamos la cebolleta en 4 partes y laminamos.
La introducimos en la olla, añadimos sal, y dejamos que se vaya pasando muy poco a poco, confitándose lentamente.

La cebolleta como es más tierna se hace antes que la cebolla, así que en unos 20 minutos estará lista.

Si queremos podemos añadirle a mitad de cocción una cucharadita de azúcar moreno y un poco de vinagre de Módena, pero no es imprescindible. La hace más aromática, pero está muy buena también sin nada.

Salteamos con un poco de aceite unos champiñones naturales laminados, y reservamos.

Salteamos también (esta vez con mantequilla, le queda genial) una manzana cortada en gajos finos. Podemos utilizar la que prefiramos, a mi para esto me gusta bastante la jonagored.

Freímos un huevo (en este caso era de casa, así que mejor imposible), y finalmente hacemos las hamburguesas a nuestro gusto.


Montamos la hamburguesa:

Primero ponemos la carne, luego la cebolleta caramelizada, los champiñones, queso azul al gusto (no demasiado, para no matar el resto de sabores), la manzana salteada y por último, coronando la torre de placer, el huevo frito.

No necesita ningún tipo de salsa más, así tal cual está perfecta, muy sabrosa y melosa.

Para acompañar, esta vez hice unas patatas fritas con piel (importante limpiar bien la piel antes de picarlas).

Como os advertí al principio, son bastantes pasos, pero una vez que probamos el conjunto nos olvidamos de toda la "cacharrada" que vamos a tener que fregar al acabar... merece la pena.